La vid perteneciente a la familia Vitaceae, son plantas semileñosas y trepadoras que son podadas anualmente en el periodo de dormición de las yemas latentes. La especie más importante es la Vitis vinifera, con tronco retorcido llamado en la síntesis, traslocación y acumulación de azúcares en las bayas y partes vivaces, así como interviene en la neutralización de los ácidos orgánicos, siendo un importante protagonista en la acidez y pH del vino. Deficiencia de este elemento puede afectar a la producción de azúcar de la uva, mientras que un exceso disminuye la absorción de magnesio por su efecto antagónico e influye en la disminución de la acidez y aumento de pH en los vinos, dando lugar a vinos “planos”, sensibles a oxidaciones y precipitaciones y con escasa valoración organoléptica.
El calcio participa en la activación de enzimas del metabolismo de glúcidos y proteínas, y junto al magnesio y potasio, contribuyen al mantenimiento del balance iónico celular y a la neutralización de los ácidos orgánicos de la uva. La carencia de magnesio provoca una disminución del rendimiento y de la síntesis de azúcares.
El calcio participa en la activación de enzimas del metabolismo de glúcidos y proteínas, y junto al magnesio y potasio, contribuyen al mantenimiento del balance iónico celular y a la neutralización de los ácidos orgánicos de la uva. La carencia de magnesio provoca una disminución del rendimiento y de la síntesis de azúcares.
El azufre forma parte de aminoácidos y proteínas, es esencial para la formación de la clorofila y favorece la absorción de nitrógeno por la sinergia existente entre ambos nutrientes.
Los micronutrientes manganeso, boro y zinc favorecen la fertilidad de las yemas, el cuajado, maduración y el agostamiento.