Si tuviésemos que destacar un cultivo que ha crecido de manera destacada en los últimos años, hablamos sin duda alguna del pistacho.
Hace muy poco tiempo, en 2008, apenas se contabilizaban hectáreas de este cultivo, y apenas 10 años más tarde, en 2018 y según encuestas publicadas, este fruto abarca casi 45000 hectáreas de terreno por sí mismo. El mayor crecimiento lo ha sido además en los 3 o 4 últimos lustros.
El pistacho es el fruto resultante de un árbol heliófilo, por lo que requiere una plantación en lugares soleados. Esta condición es básica para que dicha plantación sea sana y productiva, y por tanto más resistente al posible ataque de plagas y enfermedades. A pesar de no haber sido un fruto, como indicamos, muy relevante en nuestro país, en la última década ha aumentado de forma exponencial.
Entre otros factores responsables de este crecimiento, consideramos las mejores condiciones climáticas, y a su cada vez mayor demanda sin abastecer incluso, lo que lo posiciona como un producto de alta rentabilidad. Hay otros motivos que analizamos con más detalle en este artículo.
Fácil adaptación al terreno
El pistacho es un cultivo con fácil adaptación al medio. Aunque tradicionalmente se producía en secano, se vio que tenía un proceso de maduración más lento al no recibir la suficiente cantidad de agua. Aun así, daba sus frutos, sanos y de calidad. En cambio, en terrenos en el que el drenaje del suelo es mejor, en zonas determinadas zonas de regadío, su crecimiento y desarrollo es más rápido, comenzando a dar sus frutos a partir del cuarto año. Eso sí, es importante en esta segunda opción de cultivo controlar y evitar esa humedad relativa, puesto que no tolera los encharcamientos.
Buena adaptación al clima
El pistachero es muy resistente a la sequía al estar acostumbrado a climas templados. Su adaptación es muy buena en general en gran parte de España, ya que resiste extremas temperaturas, tanto de calor (hasta 50º), como de frío (-30º). Eso sí, en su temporada de mayor maduración, que comprende los meses de junio, julio y agosto, demanda un ambiente cálido y seco para estar sano y, durante el invierno, requiere de frío, siendo además resistente a los vientos secos e incluso más fuertes, condiciones ambientales muy comunes en nuestro territorio.
Una vez pasadas ambas temporadas más extremas, de invierno con frío y viento, y verano con altas temperaturas y clima seco, en abril o mayo, tiene su época de flor.
Excelente rentabilidad
Como indicábamos al inicio, si algo ha disparado este tipo de cultivo en nuestro país es la altísima demanda que ha tenido en los últimos años. Si a esta demanda añadimos que se trata de un producto con costes de producción por debajo bajo de la media en otro tipo de cultivos, y que suele tener un buen rendimiento, según la zona, aunque a medio/largo plazo, nos encontramos ante un producto altamente rentable para la agricultura.
En zonas de regadío, el rendimiento medio de este cultivo es de 2.000kg por hectárea, en fase plena de maduración que abarca desde el octavo año hasta el final de su vida productiva. Considerando el precio de venta medio en los últimos diez años de entre 4,5 y 8,8 euros por kilogramo de producto seco y pelado, los ingresos del pistacho en dicha zona de regadío pueden ser desde unos 9.200 euros por hectárea y año. En secano, el rendimiento es algo menor como apuntábamos antes, unos 1000-1500 kg por hectárea, pero aún así, sigue siendo un producto muy rentable.
En cualquiera de los casos, sus costes de producción son bajos, y aunque sus beneficios al inicio sean mínimos, por este motivo se pueden comenzar a obtener beneficios en los primeros años de producción (tercer y cuarto año de plantación).