FRUTALES CADUCIFOLIOS
Dentro de la categoría de frutales caducifolios, nos encontramos con los frutales de hueso (melocotonero y nectarinas, cerezo, albaricoquero, ciruelo, etc.) y frutales de pepita (manzano, peral, membrillo y níspero, entre otros). Tras la cosecha, estos frutales pierden sus hojas entrando en estado de dormancia o latencia frenando su actividad fisiológica. Cuando estos cultivos no están expuestos a las horas de frío necesarias (acumulación de frío), la productividad de los mismos se ve seriamente comprometida ya que es fundamental para salir del estado de reposo e iniciar la floración y rebrote de las hojas.
Para obtener una alta productividad del cultivo (una carga óptima de frutos y el peso o tamaño adecuado), es fundamental un plan de fertilización racional. Para adecuar la incorporación de nutrientes a las necesidades de los cultivos maximizando el aprovechamiento de estos, se deben tener en cuenta los siguientes aspectos: la extracción de nutrientes que realiza el cultivo, las necesidades de los árboles y de agua de riego, así como, conocer el estado nutricional del suelo y del árbol mediante análisis de suelo y foliar, la interrelación existente entre los nutrientes del medio de cultivo (relaciones antagónicas entre nutrientes) y la eficiencia de los fertilizantes empleados.
El nitrógeno es fundamental para el crecimiento vegetativo, desarrollo foliar y activa el crecimiento temprano de nuevos tejidos al aumentar las reservas del cultivo.
El fósforo, entre otras funciones, maximiza el crecimiento radicular, es fundamental para el aporte de energía a la planta (ATP) y favorece el cuajado y desarrollo del fruto.
El potasio desarrolla un papel destacado en la síntesis, traslocación y acumulación de azúcares desde las hojas al fruto, interviene en la absorción de N, y Ca, favorece la resistencia contra enfermedades y junto al nitrógeno maximiza la productividad del cultivo.
El calcio es esencial para las paredes celulares, es regulador de pH, fortalece las raíces, regula la absorción de nutrientes y mejora la calidad del fruto.
El magnesio es el núcleo central de la molécula de la clorofila esencial para la formación de azúcares necesarios para el crecimiento y desarrollo del fruto y protagonista en la actividad de las enzimas encargadas de metabolizar los carbohidratos.
Los micronutrientes boro, hierro y zinc son fundamentales en el desarrollo floral y cuajado del fruto entre otras funciones.